"Los Mossos eran los malos y los revolucionarios de pasamontañas, los buenos"- Pilar Rahola.
Xavier Rius, autor de un libro imprescindible, Contra la Barcelona
progre, puso en su e-Notícies este titular, a raíz de los actos
violentos de estos días: "Todo empezó entonces". La noticia iba
acompañada de la foto de Imma Mayol, quien en su entrevista del 2007 con
Cuní, dijo que era "un poco antisistema", eso sí, una antisistema con
coche oficial... Y en la misma entrevista defendió a los okupas, dijo
que penalizarlos alimentaba la violencia y que de ahí nacía "el mal
rollo" de estos colectivos. Lo que Mayol consideraba "mal rollo" ya era,
por aquel entonces, una larguísima lista de actos violentos, algunos
de los cuales habían dejado sangre por el camino. Por ejemplo, el
guardia urbano casado y con dos hijos que quedó en coma después de un
altercado con esos amigos de la okupación. Mientras tanto, la Barcelona
de Mayol se iba llenando de antisistemas de todos los países,
encantados del paraíso barcelonés, donde los Mossos eran los malos y
los revolucionarios con pasamontañas y barra de hierro eran los buenos.
"Juventud comprometida", le había llamado algún ideólogo de la llamada
por Joan Saura "izquierda inteligente".
Y así durante años, anteriores y posteriores a las lindezas de
Mayol, algunos líderes del pijoprogresismo fueron alimentando la idea
de que los que se manifestaban eran buenos por sistema, los policías
eran represores por sistema, y el sistema era, por sistema, una maldad
intrínseca. Eternos nostálgicos de sus adolescencias contra los grises,
algunos de estos se convirtieron en los ideólogos más reaccionarios de
la izquierda. El suma y sigue dio para todo, dinero público para
oenegés amigas del partido, fobias ideológicas del estilo muera Israel,
demonización obsesiva de los Mossos, críticas a las leyes que
penalizaban la violencia antisistema, etcétera... Y así hemos ido
gestando una sociedad incapaz de reprimir la violencia de esta
naturaleza, hasta el punto de que ni tan sólo hemos conseguido que los
culpables de la vergonzante violencia del Parlament hayan tenido
castigo. No sólo eso, sino que algunos ínclitos de IC los han
defendido, cuajando la idea de que la violencia antisistema era impune y
que todo valía si se hacía desde el rincón izquierdo del ring. Y al
final pasa lo que pasa, que estamos llenos de antisistema, que somos un
ejemplo internacional de violencia callejera y que tenemos unas leyes
de Bambilandia para luchar contra el Bronx. ¿Qué todo esto va a
cambiar? Pues ya era hora, porque llegamos tarde a todo. Tarde a
entender que una sociedad libre protege y ampara tanto como reprime, si
ello es necesario para defender las libertades ciudadanas. Y tarde para
entender que en cuestiones de violencia, la extrema derecha y la
extrema izquierda son hermanas gemelas, aunque afirmarlo sea un pecado
de lesa progresía. ¿O es que no está claro que ambas se encuentran en
el odio a la democracia?
Font: La Vanguardia, Pilar Rahola, 04/04/2012
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